La capacidad de sanar el mundo comienza en la mente de quien lo observa.

martes, 10 de abril de 2012

LA LIBERTAD DEL ALMA

“La obra de Saint-Exupéry recoge el testimonio único de un piloto que supo ver el peligro con ojos de poeta”
(André Guide)

Antoine de Saint-Exupéry alternó la pasión por la aventura con la reflexión sobre el significado último de la existencia. Su obra literaria, claro reflejo de una apasionante biografía (1900-1944), nace de su entrega a los demás a través de su vocación de piloto. Esgrimiendo una prosa incisiva y lírica capaz de conmover al lector, ensalzó en todos sus libros el valor de la amistad, el heroísmo como meta y la responsabilidad como estandarte de la conducta moral; temas todos ellos que encuentran su plasmación definitiva en el mundo descubierto por ”el principito”, su obra más conocida aunque, puede, la menos comprendida. Este escritor y aviador francés nos legó una de las historias más bellas jamás contadas con la que pequeños y no tan pequeños hemos vibrado al recorrer junto a un niño muy particular, un viaje existencial a través del conocimiento.

Todos los que le conocieron decían de él que era un tremendo soñador. Según sus maestros fue un alumno regular y poco disciplinado, a la vez que un tanto reservado, no muy amante de los deportes, pero cautivado totalmente por la poesía. Alimentada por esta pasión - la poesía-, su literatura se alzaría cargada de gran fuerza simbólica y un enorme poder de penetración en la más honda realidad, sin perder su capacidad para el razonamiento y la argumentación. Sus biógrafos coinciden en señalar su facilidad para pasar de la risa al llanto, así como sus constantes cambios de carácter. Necesitaba al igual que un niño que le hicieran caso. Requería muy a menudo la presencia de sus seres queridos, en especial de su madre que ejerció una gran influencia en su vida. De su madre aprendería el respeto hacia las personas. Sus amigos recuerdan que prefería escribir desde bien entrada la noche hasta las primeras horas de la mañana, manteniéndose con tazas de café fuerte... y escribía, escribía sobre su preocupación fundamental: el ser humano.

Huérfano de padre a los cuatro años era el tercero de cinco hermanos en el seno de una aristocrática y tradicional familia, lemosina por parte de padre y provenzal por parte materna. Nacido en Lyon el 29 de junio de 1900, alternó la pasión por la literatura con su otra gran pasión: los aviones. Estudió en varios colegios de Francia y Suiza. Ingresó en 1920 en la Escuela de Bellas Artes de París –sección de arquitectura- y en 1921 entró a formar parte de las fuerzas aéreas francesas –2º Regimiento de Aviación de Caza de Estrasburgo - para, posteriormente, pasar a la aviación civil. Aprenderá a pilotar con el monitor Robert Aeby, piloto de la Cía. Transaérea del Este. Durante este año realizará sus primeros vuelos con monitor en un FARMAN F-40. En junio embarcaría rumbo Casablanca, en Marruecos, para integrarse a su nueva unidad, el 37º Regimiento de Aviación de Caza. Terminado su servicio militar en 1923 su familia se opondrá a que solicite ingreso en el ejército del aire y no le quedará más remedio que aceptar empleos administrativos y comerciales. Venderá telas en París y camiones en Creuse entre 1923-1926, pero estos empleos distarán mucho de sus deseos e ilusiones.

Trabajó en Europa, América y África dirigiendo aeropuertos, compañías aéreas o como piloto de pruebas. En 1926 publicará su primer cuento “El aviador”, en la revista literaria “Le navire d´Argent”. Desempeñó varias y arriesgadas misiones de correo aéreo entre la metrópoli y las colonias africanas, para posteriormente irse hasta Sudamérica donde realizará las primeras líneas hacia Brasil y la Patagonia, sobre la cordillera de los Andes.

Ejerció de corresponsal de prensa en Rusia y España, durante la guerra civil. En los reportajes sobre la guerra civil española, la actitud de S-E es poco combativa incluso reconciliadora, sin embargo frente a la 2ª guerra mundial mantiene una actitud mucho más comprometida y luchadora. El destino de Francia estaba en juego como lo estaban el del mundo de la civilización y las libertades.

Sufrirá varios accidentes aéreos, y durante los periodos de convalecencia escribirá sus grandes novelas. Fruto de estas vivencias nacerán sus dos primeros libros: “Correo del Sur”(1927) y “Vuelo nocturno” (1929). Durante este último año será nombrado director de la Compañía Aeropostal Argentina y responsable de la línea de Patagonia. Con 30 años le nombrarán Caballero de la Legión de Honor, y en junio de 1930 participará en el rescate de su gran amigo Guillaumet, en la cordillera de los Andes. Este suceso les abrirá a los dos las puertas de la leyenda.

En 1931 se casará con una bella salvadoreña llamada Consuelo Gómez Carillo, viuda de un escritor y diplomático argentino, que según muchos inspiraría el personaje de la rosa del principito: “Yo era demasiado joven para saber amarla”. El biógrafo del matrimonio Paul Webster mantuvo siempre la idea que esta fábula universal en la que se convirtió el libro del principito fue, en gran parte, una carta de amor dirigida a su mujer en momentos en que la pareja estaba afectada por una excesiva exigencia afectiva, complicada con infidelidades.

Será destinado en 1927 como jefe de aeroplaza en Cabo Juby, en el antiguo Río de Oro, territorio del Sahara español. En la soledad de Cabo Juby escribirá su primera novela mezcla de historia de amor, pues hacía poco había roto con su novia Louis de Vilmorin, y la aventura de la línea. S-E quedará seducido por el desierto y sus leyes misteriosas. Allí comenzará a crecer su afición por el silencio y la meditación. El escritor conocerá más tarde otros desiertos; en Argentina, en Libia, pero ninguno le seducirá tanto como Marruecos. En este “Oasis” escribirá sus dos grandes obras “El principito”y su obra póstuma “Ciudadela”, de la que nos llegará un mensaje muy concreto: La tierra está hecha por Dios para la convivencia humana.

Intentará realizar una nueva proeza volando desde Nueva York a Tierra de Fuego en 1938. Pero llegando a Guatemala sufrirá otro accidente tras estrellarse al final de la pista a causa de una sobrecarga de las reservas de carburante. Superados cinco días en coma, y mientras se sobrepone del terrible accidente, S-E redactará “Tierra de hombres”(1939), poema de la conquista de la tierra por el hombre.

Durante el transcurso de la 2ª guerra mundial, tras la derrota de Francia, se trasladaría a EE.UU y en 1940 se enrolaría en las fuerzas de liberación dirigidas por el general De Gaulle. En 1944 desaparecería sin dejar rastro alguno.


El reino de la infancia: “El Principito”

En esta narración Saint.Exupéry entremezcla el maravilloso mundo de la infancia, la magia y el encanto de los juegos, con una buena dosis de dulzura y amor maternal. Alguien, muy acertadamente, calificó una vez esta historia como fábula de niños para adultos, dirigida al corazón mismo de la sensibilidad.

Se trata, como ya hemos mencionado, de un libro destinado a los niños, así como todos los que se acuerden de haber sido niños alguna vez. Dedicado a Léon Werth, gran amigo de Saint-Exupéry, “El principito” consta de 27 capítulos ilustrado con dibujos del propio autor. Con una simbología de gran calidad poética, Saint-Exupéry marca las pautas de la liberación del hombre sobre sus miedos y sus errores; e invita a la sinceridad, naturalidad y creatividad, encarnadas por la ingenuidad del niño protagonista. Nos habla de los grandes caballos de batalla de la humanidad como la soledad, la separación, el amor y la amistad.
Como el escritor, el segundo personaje del cuento es piloto y sufre una avería que le obliga a permanecer en el desierto durante unos días. Cuando el avión del escritor se avería en el Sahara, éste teme por su vida. No le queda agua y nadie puede socorrerle. Ensimismado en sus cábalas y meditaciones surgirá un personaje tremendamente particular: el principito. La soledad y aislamiento que comporta el desierto supondrá el mejor escenario para el reencuentro consigo mismo. A partir de ese momento lo importante será descubrir el verdadero significado de la amistad y despertar al niño que todos llevamos dentro. El hombre sólo y perdido encuentra al niño perdido. Su soledad es anterior a su encuentro, muy anterior a su aterrizaje forzoso en el desierto. Ellos dos huyen de sus mundos, el principito de su planeta y de su rosa, el piloto de su entorno.

Cada lugar que visitamos junto a este “niño” constituye una etapa de un curioso viaje iniciático a través de las pasiones equivocadas de los seres humanos y cada etapa de este recorrido queda saldada con un comentario de índole moral. El falso poder del rey, la teatral actitud del vanidoso, el círculo vicioso en el que se encierra el alcohólico que bebe para olvidar que bebe, el absurdo cumplimiento de la consigna de un encendedor de farolas, la contabilidad desquiciada del hombre de negocios, la relación de inalterabilidad que el geógrafo mantiene con la naturaleza y el encuentro con un zorro en el 7º planeta, la Tierra; son visitas que llevan al principito a reflexionar sobre su verdadero fin: el retorno a sí mismo, una vez perdidas la ingenuidad y la inconsciencia propias de la niñez. El principito se alejó de ese lugar interno donde se encontraban todas las claves de la vida y salió a buscar respuestas en otros “mundos”, pero descubrió que en el centro de uno mismo se encuentra el núcleo de la eterna sabiduría y decidió retornar a su “planeta” para volver con su altiva aunque delicada flor.

El encuentro con el zorro marca una nueva etapa en la progresión de la historia. Junto con el zorro, el principito descubre los rituales de la amistad: “Si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo.” Cuando el cuento depende del piloto, nos movemos en el mundo de las ideas, mientras que si es el principito el que dirige el cuento nos movemos en el mundo de la fantasía. Solamente al final los dos niveles se superponen. El piloto permanece en el desierto junto al niño quien ayudado por la serpiente abandona la tierra y vuelve a su pequeño planeta. El volver a casa significa reencontrarnos. La serpiente simboliza la sabiduría, el conocimiento y la ayuda para encontrar al maestro interior.

En el mensaje del piloto vemos un adulto que busca desesperadamente alguien con quien hablar. Es la presencia providencial del niño la que hace recobrar la confianza perdida al adulto. Nos recuerda que en el fondo de cada adulto mora intacto, a menudo olvidado y muchas veces subestimado por la prepotencia, un niño, el niño que fuimos un día, conocedor de la auténtica verdad. Nos muestra que el valor y la amistad conceden sentido y plenitud a las cosas y a los seres con quienes nos relacionamos, substrayéndolos del anonimato de lo común y otorgándoles un carácter insustituible “el tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante”. El libro es en sí un símbolo de búsqueda permanente del hombre sobre aquellos principios que enriquecen el espíritu y traen la paz infinita al alma.


La desaparición

La polémica envuelve las circunstancias de la muerte del escritor, cuyo avión desapareció un 31 de julio de 1944 tras despegar a 8 h. 45´ de la base de Borgho – Córcega - en misión de reconocimiento sobre Grenoble y Annecy (muy cerca de donde transcurrió su infancia). De esta misión de reconocimento, encomendada por insistente petición suya, nunca regresó. Se sospecha que fue abatido por un piloto de caza alemán sobre el mar Tirreno, pero nunca apareció huella alguna de él ni de su aparato. El 3 de noviembre, a título póstumo, recibiría los mayores honores del ejército. Este final contribuyó a desatar toda clase de hipótesis, tanto lógicas como disparatadas, que en suma reforzaron enormemente la imagen del mito. Era un hombre joven y su temprana muerte desató una leyenda que no ha cesado de crecer. ¿Qué le ocurrió exactamente? ¿Volvió para reunirse con su principito? No lo averiguaremos jamás.

El piloto de guerra más viejo del mundo, dejaba una de las más grandes obras literarias del siglo XX. Subyace en todos sus libros un mensaje de fe profunda en el hombre que seguimos recogiendo después de tantos años. Trató de hacernos comprender que la única respuesta venía del interior y que el juego de la vida trata de recordarnos quiénes somos realmente y para qué estamos aquí. Quiso trasmitirnos que el lugar que ocupa en nuestra conciencia la realidad espiritual viene determinado por nuestra propia decisión, por nuestra voluntad y dedicación. Siempre se puede escoger. La vida es una serie de oportunidades y de evolución que podemos aprovechar aquí y ahora. Accedamos al reencuentro con nuestro ser “niño” interior y recuperemos nuestra verdadera dimensión espiritual: ¡vivamos de verdad!!


SILVIA VELANDO