La capacidad de sanar el mundo comienza en la mente de quien lo observa.
Mostrando entradas con la etiqueta Recursos internos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Recursos internos. Mostrar todas las entradas

martes, 12 de abril de 2011

TENEMOS RECURSOS INTERNOS PARA ENFRENTARNOS AL CANCER

El tratamiento del cáncer es la asignatura pendiente de la medicina alopática. Puesto que el cáncer es la consecuencia de la interacción de múltiples factores, es absurdo pretender tratarlo con un sistema único en todos los casos, sino que habrá que buscar la combinación de sistemas y terapias que puedan vencer la enfermedad, estableciendo una relación de causa y efecto entre la dieta, los hábitos de vida, la conducta del paciente y la enfermedad. Si se ha de usar quimioterapia, es importante darle al paciente los medios para soportarla, fortaleciendo el sistema inmunitario para poder reparar el daño producido de tal manera que el paciente tenga todas sus fuerzas para poder afrontarlo.
Tenemos la esperanza y sólidas evidencias científicas que nos permiten creer que hay acciones que podemos realizar para aumentar la capacidad de nuestro cuerpo para luchar por su mejoría.


En los últimos años, junto con los avances en las terapias contra el cáncer, se han abierto nuevas vías: hoy se sabe que la actitud del paciente ante la enfermedad es fundamental para emprender el camino hacia la salud. Tal y como aseguran la psico oncóloga Emma Barthe y la terapeuta biopsicosocial Stella Maris Maruso, las emociones negativas como la ansiedad, depresión, miedo, sentimiento de soledad y muy especialmente la desesperanza, favorecen reacciones psicológicas y fisiológicas como el insomnio, la fatiga, la debilidad o la anorexia. Por el contrario, las emociones positivas que registra el cerebro pueden aumentar la capacidad del sistema inmunológico para luchar contra la enfermedad, por lo que parece importante incidir en el hecho de que la salud no está sólo en manos de los médicos, sino que los propios enfermos deben implicarse personalmente en el proceso de curación

El cáncer no como enfermedad sino como mecanismo de supervivencia .-

Autores como Andreas Moritz mantienen que el cáncer puede ser una gran oportunidad para restablecer el equilibrio en todos los aspectos de nuestra vida, pues es uno de los medios por los que el cuerpo trata de cambiar el modo en que nos vemos y nos tratamos a nosotros mismos y a nuestro cuerpo también. El cáncer tiene lugar sólo cuando otros mecanismos de defensa y sanación han fracasado. Este autor plantea que la indiscriminada alusión del cáncer como enfermedad terminal, realizada por profesionales de la medicina y público en general, ha convertido hoy día al mismo en un problema de trágicas consecuencias para la mayoría de pacientes de cáncer y sus respectivas familias. Éste ha llegado a ser sinónimo de sufrimiento extremo, dolor y muerte. Ello es bien cierto, a pesar de que el 90 o 95% de los cánceres aparecen y desaparecen sin más. No pasa un solo día en que el cuerpo humano cree millones de células cancerosas. Hay personas que en periodo de estrés desarrollaran más células cancerosas de lo usual y forman colonias de dichas células que desaparecen por sí solas una vez estas personas se sienten mejor.

Existen a la vanguardia de la investigación sobre el cáncer, especialistas que manifiestan que el tumor es un mecanismo protector del órgano utilizado para encapsular células dañadas o envenenadas por el exceso de ácido que no se ha eliminado a través de la micción, el sudor, la respiración o la defecación. Como denuncian los periodistas José Antonio Campoy y Antonio Muro en su libro Cáncer qué es, qué lo causa y cómo tratarlo, junto a la dieta ácida existen otros desencadenantes del cáncer que pueden ser: los tóxicos medioambientales, el uso de fármacos y las variaciones fisiológicas internas ya que pueden causar un debilitamiento tal del organismo que facilite una expansión anormal de los hongos y sus consecuentes infecciones capaces de crear un ambiente ácido o de aprovecharse de él, entonces la quimioterapia y la radiación no hacen sino fomentar las infecciones fúngicas al tiempo que destruyen la débil respuesta del organismo en forma de tumores creados para aislar hongos, tóxicos metabólicos o tóxicos externos. El Dr. Tullio Simmoncini, oncólogo italiano ha estado tratando el cáncer y destruyendo tumores mediante el uso de bicarbonato sódico. Simmoncini manifiesta: “El bicarbonato sódico es un remedio seguro, extremadamente barato e innegablemente efectivo cuando se trata de tejidos cancerosos.” Pero ¿puede realmente una sustancia tan común como el bicarbonato ser esencial en el tratamiento del cáncer? Él y más oncólogos han llegado a la conclusión que el cáncer es consecuencia de una infección masiva causada por hongos de la familia de la Candida. Y fundamenta esta afirmación en el hecho de la presencia de este hongo en la práctica totalidad de los pacientes con cáncer. Cree que son los hongos los que debilitan el sistema inmunitario para invadir todo el organismo. Es autor del libro Cancer is a fungus. A revolution in Tumor Therapy (Edizioni Lampis) donde sostiene que la causa del cáncer es debida a una grave proliferación de cándidas en un tejido debilitado. Simoncini opina, además, que la genética tiene poco que ver con la aparición del cáncer y que es un verdadero callejón sin salida por donde se gastan los millones dedicados a la investigación de forma totalmente estéril y que impide buscar en otras direcciones.

Simoncini no es el único que considera el cáncer como un problema infeccioso. Entre otros autores cita a Wilhelm Reich que en su libro La biopatía del cáncer detalló los descubrimientos que hacían referencia en los tejidos neoplásicos lo que él llamaba "bacilos T", y que al inocular a animales de experimentación, les ocasionaba cáncer. Sabemos que sus trabajos fueron destruidos por la FDA y murió en prisión en 1957. El Dr. Robert O. Young, actualmente un reconocido microbiólogo, ha comprobado que la combinación de cuatro maravillosas sales de bicarbonato (sodio, magnesio, potasio y calcio) es la mejor protección contra el envejecimiento y toda enfermedad, incluyendo el cáncer. Él afirma que el cáncer no es una enfermedad sino un efecto o síntoma provocado por los ácidos metabólicos que se crean en la sangre y, a continuación, son arrojados a los tejidos. Sugiere que el cáncer no es una mutación de la célula sino un fluido ácido que corrompe las células que componen nuestros tejidos y órganos. “Cuando los productos de desecho del metabolismo o ácidos –explica- no se eliminan mediante la orina, la respiración, la sudoración o la defecación a fin de proteger la sangre el cuerpo los deposita en los tejidos para que luego los elimine el sistema linfático. Pero cuando éste es incapaz de eliminar todos debido a la falta de ejercicio y a una deficiente hidratación alcalina el cuerpo comienza a deteriorarse y pudrirse al igual que un plátano”. Fernando Chacón, doctor en farmacia y microbiólogo eminente, también sostenía la teoría infecciosa por partículas que él llamaba pribios, pero el sistema médico español despreció sus investigaciones y rehusó hacer los estudios pertinentes. De hecho, mucho antes de que le fuera concedido el Premio Nobel al descubridor de los priones, Stanley Prusiner, el Dr. Fernando Chacón ya lo había hecho en 1959 y los había definido como pribios o enzimas vivientes. Chacón descubrió que estos enzimas vivientes podían actuar acoplándose al equipo genético de una de nuestras células, alterando su código, replicándose y por consiguiente producir un cáncer. El principio básico de su tratamiento con Bio-Bac, consistía en incorporar un tipo de proteínas que por afinidad se unían a las proteínas causantes del proceso de multiplicación celular y éstas quedaban fijadas a las primeras, no permitiendo, así, iniciar el proceso patológico.

Para los autores del libro la técnica Clark para el tratamiento del cáncer, Loto y Ayax Perrella, existen varios motivos por los cuales la medicina convencional no acepta las terapias complementarias. En primer lugar, muy pocos médicos –dicen los autores- aprenden en la universidad la importancia de una alimentación correcta, y hasta hace muy poco tiempo ninguna facultad de medicina se planteaba siquiera la posibilidad de utilizar sistemas complementarios de tratamiento. Por otra parte, existen muchos intereses económicos implicados en todo esto, y laboratorios farmacéuticos, las asociaciones de médicos, las compañías de seguros, ciertos organismos gubernamentales, pueden, por razones diversas e incluso aparentemente contradictorias, estar interesados en que las medicinas alternativas no lleguen al gran público, sino que se mantengan en zona crepuscular entre la legalidad y la no legalidad, entre la seriedad y la charlatanería, entre la efectividad y la inutilidad. Los tratamientos alternativos del cáncer son una amenaza directa para estos intereses, y también son una amenaza al sistema establecido. “Tal como está la medicina oficial hoy en día, los tratamientos alternativos ponen en tela de juicio la actuación de miles de médicos, hospitales, facultades de medicina, etc., por ocultar a la población unos métodos que no son agresivos, que no son caros, que son efectivos, como lo han demostrados en miles de ocasiones, cuando enfermos desahuciados por la medicina oficial han vivido todavía muchos años, con una calidad de vida incomparable con la que ofrecen las terapias convencionales. A los médicos se les pide que sigan un estricto protocolo o tratamiento, pudiendo llegar a perder el título o licencia para ejercer la carrera si se desvían de esas normas”. Pueden ir incluso a la cárcel, como les ha ocurrido a muchos profesionales de la medicina que han ofrecido un tratamiento alternativo no autorizado a sus pacientes, como es el caso del Dr Ryke Geerd Hamer que fue encarcelado en la cárcel parisina de Chambery por “incitar a la práctica de una nueva medicina”. Hamer tras un desgraciado accidente a consecuencia de un disparo, su hijo murió, y tanto él como su mujer desarrollarían sendos cánceres – él en un testículo, ella en una mama-. A partir de ese momento iniciaría una investigación que le llevaría a determinar lo que denominó Ley de Hierro del Cáncer, piedra angular alrededor de la cual se articularía lo que hoy se conoce como La Nueva Medicina. El tribunal médico intentó hacer pasar a este especialista alemán por un desequilibrado peligroso con las facultades mentales perturbadas para que se le encerrara en un psiquiátrico. Pero han sido mucho los médicos que han verificado sus afirmaciones y postulados, algunos oficializados notarialmente, sin embargo no se les ha concedido credibilidad alguna. A pesar de todo, la gran aportación de este hombre –no sólo científica sino ética y humana en el ejercicio de la medicina- ha sido reconocida a nivel mundial y su lucha constante ha impulsado un paradigma completo en el paradigma de la enfermedad. Hamer demostró que el proceso cancerígeno se debía, en gran medida, a conflictos biológicos originados por shocks emocionales traumáticos inesperados vividos en soledad y aislamiento. En algunos casos, estos, provocan la desarmonización energética del organismo de forma casi fulminante, mientras que en otros se produce de forma más paulatina. No fue el Dr. Hamer quién realizó esta afirmación por primera vez, pero sí, en cambio, quien la sistematizó científicamente. Según él, un shock psíquico puede producir una ruptura del campo electromagnético en un área concreta del cerebro y, como consecuencia, se altera esa parte que el cerebro regula, comenzando el desarrollo tumoral y demás cambios en el organismo que pasarán por diferentes etapas hasta que aparece la crisis de curación. Nos encontramos, pues, ante una forma de concebir el cáncer como un programa especial que pone en marcha la naturaleza y tiene un profundo sentido biológico. Así, las enfermedades no son errores de la naturaleza que hay que combatir; cada enfermedad tiene su razón de ser. Para Hamer los microbios y virus son indispensables durante la fase de curación, y por tanto una barbaridad combatirlos, pues constituyen una acción positiva dentro del programa biológico natural de sanación.

También el Dr. David Servan Schreiber, médico psiquiatra y director de un centro de medicina complementaria en la Universidad de Pittsburg cambió su percepción ante el cáncer tras diagnosticarle hace 15 años un tumor cerebral. Después de someterse a los tratamientos médicos convencionales, tuvo una recaída y decidió estudiar a fondo toda la información disponible relacionada con el cáncer. A partir de ahí, diseñó "una nueva forma de vida" basada en la potenciación de las capacidades del cuerpo y de la mente, y beneficiosa tanto para prevenir la aparición de esta enfermedad como para impedir su avance, sin prescindir de la medicina tradicional. Su propuesta es que todos deberíamos crear una "biología anticáncer", mediante una alimentación adecuada, ejercicio físico y bienestar psicológico, que refuerce las defensas naturales y nos permita afrontar esta enfermedad con éxito.

Para el Dr. Carvajal, prestigioso médico colombiano, el cáncer es una estrategia preciosa de la vida que te desordena y te sacude para que te reconozcas y te encuentres a ti mismo, tu conciencia, tu verdadero ser, el sentido de la vida. ¿Qué ocurre con aquellas personas que tienen un cáncer metastático terminal y se recuperan? Esto implica que el caos (la entropía) es reversible. Cambiar la actitud hacia la vida es un cambio fundamental de conciencia interna porque nosotros nunca cambiamos lo que no aceptamos.

Una nueva cultura de la salud: los seres humanos somos capaces de mantener y procurarnos la salud.

Existen grandes investigadores de la medicina mente-cuerpo que aún siendo ortodoxos, están en la vanguardia de las investigaciones sobre los efectos de la meditación, la respiración, la relajación consciente y la oración en los procesos de sanación.

La ciencia está demostrando que lo que llamamos “mente” es el resultado del funcionamiento del cerebro: los pensamientos, las creencias, las ideas, los sentimientos, las emociones y las esperanzas, que resultan de actividades eléctricas y químicas generadas en las células nerviosas. De modo que si cambiamos nuestros pensamientos, podemos modificar nuestro cerebro. Y al hacerlo, influiremos también en nuestra biología.

El Dr. Joe Dispenza en su libro Desarrolla tu cerebro, la ciencia de cambiar tu mente; enumera las cuatro características o pilares básicos de la curación que comparten las personas, que han experimentado remisiones y curaciones espontáneas:

1- Una firme convicción de que una inteligencia o fuerza superior habitaba en su interior.
2- La creencia que los pensamientos son reales y afectan directamente al cuerpo.
3- Reinventarse a sí mismo. Interrumpieron el flujo de pensamientos repetitivos que habían mantenido durante la mayor parte de su vida y rompieron con sus rutinas de vida habituales.
4- Contemplaciones autoreflexivas en las que se desvanecía el concepto de espacio y tiempo. En esos momentos no se preocupaban por los problemas ni sentían dolor. Se abstraían de las sensaciones corporales y de las conexiones con todo lo que les rodeaba. Se olvidaban por completo de ellos mismos para involucrarse en el proceso creativo de su reinvención. Nada era real para ellos salvo sus pensamientos.

Para el Dr. Dispenza, como seres humanos tenemos el privilegio de hacer que nuestros pensamientos sean más reales que ninguna otra cosa, y cuando lo conseguimos, el cerebro graba esas impresiones en los pliegues más profundos de sus tejidos. Dominar esa habilidad es lo que nos permite comenzar a cambiar nuestra mente y nuestra vida. La evolución nos ha concedido un extraordinario regalo: el lóbulo frontal (situado en la parte frontal y media de nuestro cerebro). Es el área más evolucionada del sistema nervioso y es la que nos permite soñar con nuevas perspectivas e infinitas posibilidades. Es esta parte de nuestro cerebro la que se implica de manera activa en el proceso creativo. Cuando utilizamos esta parte del cerebro al máximo de su capacidad, nuestro comportamiento se iguala a nuestro objetivo, y nuestras acciones se corresponden con nuestra meta: nuestra mente y nuestro cuerpo se convierten en una sola cosa.

Cada uno de nuestros pensamientos provoca una reacción bioquímica en el cerebro. Acto seguido, el cerebro libera señales químicas que se transmiten al cuerpo donde actúan como mensajeros de los pensamientos. Los pensamientos que desencadenan la liberación de sustancias químicas en el cerebro permiten que nuestro cuerpo “sienta” exactamente lo que está pensando. Así pues, un pensamiento produce una sustancia que provoca una sensación pareja en tu cuerpo. Cuando anticipas una experiencia agradable, el cerebro produce de inmediato un neurotransmisor químico llamado dopamina, que activa el cerebro y el cuerpo a la espera de esa experiencia y hace que te sientas excitado. Si tienes pensamientos de odio, de enfado o de autodesprecio, el cerebro produce sustancias químicas llamadas neuropéptidos que causan sensaciones análogas en el cuerpo, con lo que te sientes lleno de odio, enfadado o despreciable. Sobre este punto es un gran conocedor el Dr. Mario Alonso Puig, especialista en cirugía general y del aparato digestivo. En su libro Reinventarse: tu segunda oportunidad de Plataforma editorial, ejemplifica como superar los límites de nuestra mente. Así las personas que tras recibir un diagnóstico de cáncer se quedan encerradas durante semanas y meses en la pregunta constante de ¿por qué a mí?, sin ser conscientes de ello, generan una enorme tensión interna que se asocia a un aumento de las cifras de cortisol en sangre. El cortisol es una hormona que segregan las glándulas suprarrenales de manera fisiológica. Cuando los niveles de cortisol que existen en sangre son los normales y se siguen los ritmos circadianos, no surge – como nos explica el Dr. Alonso- problema alguno. Sin embargo, cuando nos apresan estados de ánimo como la ira, el miedo o la desesperanza, se elevan los niveles de cortisol y ello entorpece el funcionamiento del sistema inmunitario, que es precisamente el que nos debe proteger frente a bacterias, virus y tumores.

Aceptar el diagnóstico pero de ninguna manera el pronóstico.-

¿Quién puede saber tanto para negar la esperanza de que el rumbo de una enfermedad pueda cambiar? Se pregunta Stella Maris Maruso en su libro El laboratorio del alma, publicado por Ediciones B. Stella ha aprendido durante su experiencia de treinta años con diversos pacientes que todos disponemos de un potencial bioquímico para crear salud y está en nuestras manos actualizarlo. Gracias a su dedicación y contacto directo con diversos pacientes, descubrió que la mente y el cuerpo están intrínsecamente ligados y que su interacción ejerce a cada segundo una profunda influencia sobre la salud y la enfermedad, la vida y la muerte. “Actitudes, creencias, hábitos saludables y estados emocionales desde el amor hasta la compasión y desde el miedo hasta el resentimiento y la rabia, pueden desencadenar reacciones en cadena que afectan la química interna optimizando o debilitando nuestro estado funcional.”

Sin lugar a dudas, los pacientes con un pronóstico grave de cáncer tienen que luchar contra creencias limitadoras, dudas y miedos. Y han de rechazar tanto las familiares vocecillas internas como las voces de otras personas, en especial cuando esas voces les instan a preocuparse y a concentrarse en el pronóstico clínico de su enfermedad. Emma Barthe, psico oncóloga, responsable del programa de Biofeedback en el centro médico Teknon de Barcelona, dirige talleres orientados hacia la recuperación del bienestar y la mejora de la calidad de vida en situaciones de enfermedad. Emma asegura que los pensamientos negativos alrededor de la enfermedad impiden la expresión de nuestras máximas potencialidades y obstaculizan nuestra participación como pacientes activos que colaboran y aceptan el proceso de la enfermedad desde la responsabilidad y la esperanza en el bienestar, ya no sólo físico sino psicológico y esencial. “Lo único que diferencia a una persona sana de una enferma es la experiencia en sí misma y por más dolorosa que ésta pueda ser, jamás resta excepcionalidad a quien la padece. Vencer no significa necesariamente superar el cáncer. Ni morir debe ser considerado como sinónimo de pérdida. La auténtica y genuina conquista está en haber comprendido el papel que la enfermedad juega en nuestra existencia como experiencia particular. No se lucha contra el cáncer, se lucha contra las actitudes hacia la enfermedad, contra la ideas preconcebidas acerca del dolor, el sufrimiento y la enfermedad, contra los prejuicios que colocan al enfermo en una posición de inferioridad y minusvalía y sobre todo contra la absurda creencia de que somos inferiores frente a la adversidad. Tenemos el poder de superarnos a nosotros mismos. Siempre.” El acto de adquirir responsabilidad sobre nuestra situación confiere una mayor autoestima, un mayor sentimiento de independencia que marcará la diferencia sobre el transcurso de la enfermedad.


Participación activa de los pacientes.-

La psiconeuroinmunología (PNEI) está devolviendo el alma a la medicina. Esta disciplina destaca la importancia que tiene el paciente en la evolución de cualquier tipo de enfermedad. Pasa a ser participante activo en su curación.
Esta disciplina constituye una nueva dimensión en el mundo de la ciencia médica. Cada vez más especialistas están descubriendo cómo el sistema inmune puede condicionarse. Esta nueva rama de la ciencia nos muestra que la mente o la actividad del cerebro es la primera línea que tiene el cuerpo para defenderse contra la enfermedad, el envejecimiento y la muerte. El Dr. Robert Ader es considerado el padre de la PNEI, de la que ya se está hablando como la medicina del futuro. Estudia la relación entre la psiquis, el sistema nervioso, el sistema inmune y el sistema endocrino y ofrece los conceptos y los componentes para cambiar la forma en que las personas percibimos el mundo.
Ya hemos visto que la participación de quien está enfermo no es un recurso alternativo o complementario, sino que resulta vital en la recuperación de la salud. El doctor Herbert Benson, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, asegura que la inmunidad responde de una manera increíble cuando el paciente encuentra algo que le hace resignificar su vida. La autogestión endógena del paciente es la tercera pata del banco de la sanación/curación junto con los fármacos y las intervenciones quirúrgicas. Un paciente que logra encontrar un propósito trascendente en la vida, algo que le de sentido, algo que lo haga conectar con algo más grande esos pacientes logran resultados impresionantes.
Es el caso de Fanny Lafuente que tras diagnosticarle un cáncer linfático en 1998, tomó parte activa en su curación trabajando a través de meditaciones y visualizaciones, pero sobre todo aceptando la enfermedad como un gran maestro que había venido a su vida. Ella resignificó su proceso y conoció cuál debía ser el propósito de su vida. Creó la Ong: CANVI (CANcer y Vida) hace ya siete años para ayudar a las personas que estaban pasando experiencias como la suya.
Cada vez que hacemos cosas nuevas, cada vez que hacemos cosas que nos enriquecen ponemos en funcionamiento nuestra neurogénesis, la capacidad del cerebro en adaptarse a nuevas condiciones, y motorizamos genes que logran resultados que antes era considerados milagrosos. Hoy las neurociencias están cerrando estos mapas.
Desde la Fundación Salud en Argentina, Stella Maris y todo su increíble equipo humano ayuda y enseña a los enfermos a expresar sus emociones. Las personas con cáncer tienen un tabú contra el sentimiento de enfado por su enfermedad., con frecuencia aprenden a reprimir, negar y suprimir sus emociones. Una vida saludable incluye la movilización adecuada de los estados emocionales, además de una buena nutrición, el aliento de creencias que nos ayuden a reafirmarnos positivamente y lo más importante, aprender a entrar en el laboratorio interno del propio cuerpo y estimular sus drogas endógenas para reforzar la respuesta curativa del organismo. “Todo aquel que se sumerge en el laboratorio de su alma como si fuera un científico, y aprende a utilizar su mente y su espíritu para poder influir en el curso de su enfermedad, es un paciente extraordinario.” (Stella Maris Maruso) Desde su Fundación enseñan a las personas el potencial infinito que tienen para modificar el curso de su propia biología y transformarse.