La energía sigue al pensamiento

RADIÓNICA: CURAR A DISTANCIA

La radiónica es una técnica terapéutica basada en la manipulación de la interacción de las energías de los seres vivos con las de su entorno para prevenir o restablecer el equilibrio y la salud y en la que intervienen dos elementos: los instrumentos radiónicos y la mente del operador actuando sobre el paciente en presencia de éste o a distancia por medio de un “testigo” del mismo (uñas, pelo, fecha de nacimiento, fotografía, etc).

Los campos de energía, movimiento y vibración que existen en el Cosmos y en la Tierra se reproducen en cada uno de los seres vivos, que a su vez vibrarán en resonancia y armonía con ambos. No obstante, con muchísima frecuencia los seres vivos dejan de vivir armónicamente con la energía universal y planetaria; pierden su sintonía y, si no se recuperan, surgen las enfermedades y la muerte.

El ser humano está sometido a diversos campos de energía: cósmica (procedente de los cuerpos celestes de Universo), telúrica (procedente de la radiación interna del planeta y de la descomposición de la materia), electromagnética (creada por los seres humanos) y ondas de forma (derivadas de las anteriores y emitidas por las formas geométricas). Todas estas energías inciden sobre los seres vivos interactuando con su organismo mediante fenómenos de sintonía, interferencia o atenuación a nivel celular.

La radiónica tiene como misión recuperar este equilibrio perdido. Según el doctor Francisco Javier Merino de la Fuente, presidente de la fundación C.I.A.T.R.A (Fundación para la Investigación y Aplicaciones Terapéuticas de la Radiónica) y vicepresidente del Instituto Científico Multidisciplinar JOVELLANOS, existen códigos energéticos de la misma manera que existen los códigos genéticos. Estos códigos energéticos están presentes en todo aquello que forma parte de nuestra fisiología, un trozo de uña, pelo, saliva, lágrimas … pero también, por imprimación, en objetos que están íntimamente ligados a nosotros como un anillo o un reloj, e incluso en nuestro nombre o en fotografías.

Los investigadores de radiónica sostienen que si el planeta en su totalidad está constituido e integrado por materia orgánica e inorgánica, como el ser humano o cualquier ser vivo, y, si estos últimos tienen un campo etérico, lógicamente, también habrá de tenerlo el planeta. De esta forma, cualquier acción que se realice en un determinado lugar puede ser captada en otro, siempre que su codificación sea idéntica a la del receptor, ya que la información o codificación energética-genética habrá de estar en la parte y en el todo. Los campos etéricos o vitales del planeta y de todos los seres vivos forman una unidad. Cada uno posee sus propios códigos vibracionales que le confieren su individualidad. El campo etérico o vital del planeta es el vehículo de unión de todos ellos, siendo, por esta razón, posible la curación a distancia con emisiones radiónicas.

Las radiaciones emitidas por los diferentes tipos de materia y por los diferentes órganos de un cuerpo vivo, pueden ser detectadas, seleccionadas, y las amplitudes de la mismas medidas por un profesional entrenado, que emplee un aparato apropiado. La Radiónica considera que cada órgano, enfermedad y remedio tiene su propia emanación vibracional. Este factor puede expresarse en valores numéricos, que se conocen como rates. Los instrumentos radiónicos llevan incorporados unos diales calibrados –en algunos casos- en los que se regulan tales emanaciones. El instrumento radiónico, conocido también como la caja negra tiene dos funciones: por un lado, nos permite chequear al paciente y efectuar un diagnóstico energético –que para nada tiene que ver con los diagnósticos médicos clásicos, y no pretende sustituirlos-, permitiendo después efectuar un tratamiento al paciente de emisión de energías radiónicas de acuerdo al análisis obtenido. Todos tienen por objeto servir de soporte al pensamiento del operador radiónico, permitiéndole su codificación para realizar un tratamiento o diagnóstico.

La vida nace de la radiación y es mantenida por ella.-

El fenómeno de la oscilación celular (descubierto por el biólogo ruso Lakhovsky en 1923) explica la relación entre las radiaciones y la vida. Para este científico eran fundamentalmente las radiaciones cósmicas las responsables de los fenómenos vitales, las que debido a su enorme poder de penetración invaden completamente el medio en el que vivimos, bombardeando continuamente nuestros tejidos y nuestras células. Demostró que las células vivas se comportan como verdaderos “Circuitos Oscilantes de Hertz”, capaces por tanto de oscilar y resonar a frecuencias muy altas –debido a su pequeño tamaño- en la banda de las ondas extremadamente cortas -cuya vibración es mantenida por la energía radiante de las ondas del espectro electromagnético existentes en la atmósfera. Las emisiones radiónicas son captadas por la piel del ser vivo, llegando a producir una excitación celular que a su vez inducen en el agua de las células microcorrientes de alta frecuencia. Estas microcorrientes después se transmiten por vía nerviosa (nervios periféricos y centros nerviosos rectores) a través de los puntos de acupuntura y meridianos. Después son los centros nerviosos rectores los que corrigen las patologías, reprogramando todo aquello que esté alterado en el cuerpo físico. Además del biosoma físico (estructura biológica organizada que es soporte de las funciones vitales), las emisiones radiónicas actúan sobre el cuerpo etérico y ha podido comprobarse su repercusión a través de técnicas como la fotografía Kirlian.

El doctor Merino afirma que el campo de aplicación de la radiónica es tan extenso como las manifestaciones de la vida misma, siendo sus limitaciones aquellas que la mente del practicante radiónico le quiera poner. Principalmente suele estar asociado con la detección y tratamiento de enfermedades en humanos y animales, pero también puede aplicarse para restaurar el equilibrio en la tierra por un lado, y la eliminación de enfermedades del terreno –como eliminación de plagas- por otro.

Para Juan Ribaut, doctor y psicología y física en Brasil e investigador radiónico, “la magia (el prefiere llamar psicoradiónica) y la radiónica funcionan porque se dan los mismos elementos desencadenantes: un operador, energía mental y un vehículo que la transporta que puede ser cualquier tipo de ondas”. La Radiónica utiliza como refuerzo el instrumento radiónico y la magia también pero menos sofisticado. Esta utiliza símbolos, figuras geométricas, palabras ... que contienen sus propios códigos energéticos y generan un tipo de ondas que entran en contacto por resonancia con los códigos energéticos del sujeto.

Según Leonardo Olazábal, operador radiónico, si hoy en día esta ciencia no es tan popular “se debe en gran medida al hecho de que para tener éxito se requiere una gran sensibilidad, concentración y percepción extrasensorial”.

Los practicantes de radiónica definen esta técnica como un campo serio y altamente fascinante, y sólo en Inglaterra, Suiza, África, Nueva Zelanda y la India, se practica sistemáticamente. Reconocen que aún queda mucho camino por recorrer, pero sin ningún género de dudas nos encontramos ante una ciencia tan antigua como la raza humana que parece patrimonio del futuro más que del presente.